martes, 15 de julio de 2014

EL SALARIO TRABAJO Y COMPENSACION


EL SALARIO TRABAJO Y COMPENSACION

El salario desde sus inicios ha sido entendido como una compensación a favor del que ejecuta una labor por orden de quien se lo prodiga. El salario representa para el trabajador la compensación que recibe con la finalidad de satisfacer sus necesidades materiales, las cuales por lo regular superan las expectativas y las necesidades que cada uno de ellos tiene para su vida y para su entorno. Y esta compensación resulta regularmente insuficiente, (fuera de las situaciones económicas de cada país), en razón de las aspiraciones del ego o del estatus. El salario es una contraprestación que recibe el trabajador a cambio del trabajo realizado para un empleador, la cuantía se establece en el contrato de trabajo. El salario se recibe principalmente en dinero, si bien puede contar con una parte en especie evaluable en términos monetarios. Siempre debe existir una remuneración en dinero, la retribución en especie es necesariamente adicional. El salario es el precio pagado por el trabajo. Los salarios son todos aquellos pagos que compensan a los individuos por el tiempo y el esfuerzo dedicado a la producción de bienes y servicios. Estos pagos incluyen no sólo los ingresos por hora , día o semana trabajada de los trabajadores manuales, sino también los ingresos, semanales, mensuales o anuales de los profesionales y los gestores de las empresas. A los ingresos regulares pactados en los convenios colectivos hay que sumarles las primas y las pagas extraordinarias las primas por riesgo, nocturno, índice de peligrosidad u horas extraordinarias, así como los honorarios de los profesionales liberales y la parte de los ingresos percibidos por los propietarios de negocios como compensación por el tiempo dedicado a su negocio. En términos universales, el salario es la compensación que le permite al trabajador satisfacer sus necesidades básicas, tales como comer, vestirse, contar con un techo para vivir, gozar de servicios públicos y satisfacer las necesidades de su entorno familiar. Pero más allá, existen las necesidades de seguridad ante los riesgos y el futuro imprevisible, las cuales no se ven satisfechas en la actualidad. Por ello deben plantearse políticas públicas por parte del Estado, como órgano de control de la relación empleador-trabajador, que les permita a los trabajadores ahorrar una parte de su salario y que a su vez les garantice los beneficios laborales (tales como el seguro social, el seguro de vida, los gastos médicos, planes de jubilación, y otros). La finalidad es que el trabajador cuente con elementos que le presten seguridad, ante la presencia de eventos tales como la cesantía, las enfermedades, y otros eventos relacionados con el hecho laboral. De la misma forma, así como el trabajador presenta expectativas sobredimensionadas a las realidades económicas de la nación, también es cierto que en el país existe una casta empresarial resabiada a lo largo de hace un tiempo , que adquirió con sus capitales la habilidad para involucrarse en el escenario político, y así poder aglutinar poder político, económico y social, lo que les sirvió de privilegios que le permitieron estar exentos de controles efectivos que regularán sus actividades, tales como el pago de impuestos, la limitación de ganancias para evitar el desequilibrio del mercado, la compensación salarial y sus beneficios en forma justa y equitativa de los derechos laborales de los trabajadores, para que contribuyan a la construcción de una sociedad más responsable y equilibrada.

La realidad venezolana no es fácil, pero las grandes potencias económicas mundiales no dependieron de sus recursos naturales para superar las crisis que atacaron sus bases culturales, sociales, políticas y económicas, sino que apelaron a sus potencialidades humanas para recuperarse y construir un país con valor agregado para su nación. Venezuela tiene que trascender a una economía de apertura con un crecimiento ordenado bajo la supervisión del Estado para evitar que el mercado venza en su totalidad las resistencias que se han venido construyendo en los últimos años por un socialismo asistencialista que parece ya no resistir la presión de una economía mundial de mercado capitalista, signada por un consumismo desbocado que solo genera mayor inflación y que poco a poco va afectando la mayoría de los estamentos sociales. Sin embargo, a la par de estas medidas es necesario que el trabajador no sea el gran perdedor y el mayormente afectado por las decisiones que se tomen por el gobierno nacional, es necesario que el Estado continúe prestando su asistencia a la protección social del trabajador y al respeto y mantenimiento de la escala salarial conforme a los estados inflacionarios que la economía nacional presente en el transitar diario de su mercado interno. De la misma forma es imperioso que la visión capitalista del empresario de paso al compromiso y a la responsabilidad social, procurando un margen de ganancia justo, que no dispare el círculo vicioso del aumento salarial, el aumento inflacionario, y un aumento general de precios que termina consumiendo las posibilidades del primero, entendiéndose que la posibilidad de alcanzar una sociedad más justa y la mayor felicidad social tiene que ver con la protección salarial de los trabajadores.





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